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Las víctimas invisibles: Migrantes en movimiento en México

¿Qué pasa cuando la migración es uno de los viajes más peligrosos del mundo?

México es uno de los países que es tanto lugar de tránsito como el destino de miles de migrantes al año que están en busca de mejores oportunidades de vida. Por la frontera sur, el 90% de los migrantes provienen de Centroamérica, especialmente de Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador. Por el otro lado, miles de mexicanos se dirigen incansablemente a la frontera con Estados Unidos con la esperanza de una nueva vida lejos de la pobreza que han dejado atrás.

Esta situación es ocasionada y a su vez genera complejas consecuencias sociales, económicas, políticas y culturales tanto para México como para sus vecinos regionales. Las condiciones que fuerzan a la gente a migrar son problemáticas sociales difíciles en sus países de origen como la pobreza extrema, inseguridad, falta de acceso a oportunidades, entre otras. Sin embargo, la realidad para los migrantes que atraviesan uno o varios países por la esperanza de un futuro mejor, puede ser en muchas ocasiones desoladora.

Estadísticas

Según cifras de la ONU, en 2017, México fue el segundo mayor país de origen de migrantes internacionales con 13 millones, sólo por debajo de la India, que tuvo 16.6 millones. Además, de que el corredor México-Estados Unidos es por gran diferencia el principal paso migratorio del planeta.

Con tantas personas involucradas que viajan sin papeles, dinero y desprotegidos, se genera una situación en la que los migrantes corren peligro de sufrir múltiples abusos, problemática en la que mujeres y los niños, especialmente los no acompañados– son especialmente vulnerables.

Corren grave peligro de ser objeto de trata y de sufrir agresiones sexuales a manos de delincuentes, otros migrantes y funcionarios corruptos. Aunque de pocos casos queda constancia oficial por el miedo de las personas de ser deportados, y prácticamente ninguno llega a ser enjuiciado, algunas organizaciones de derechos humanos y expertos en el tema estiman que hasta seis de cada diez mujeres y niñas migrantes sufren violencia sexual durante el viaje.

Ante este problema, en los últimos años, las organizaciones de derechos humanos, los refugios para migrantes gestionados por la iglesia y los expertos en el tema han utilizado las encuestas a migrantes para documentar, cuantificar y sacar a la luz la escala de abusos sufridos por los migrantes durante el viaje.

Un informe del Instituto Nacional de Salud Pública, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad Autónoma de la Ciudad de México afirma que un 29% de los migrantes son víctimas de violencia física, psicológica o sexual.

Temor y desconfianza, la realidad migratoria

El informe apunta que la violencia es más común contra los migrantes centroamericanos (un 30,6%) y de otros países (un 40%) que contra los migrantes mexicanos (un 20,5%). La violencia física —como golpizas, secuestros, robos y extorsiones— es la más frecuente y representa casi uno de cada cuatro casos.

Las investigaciones llevadas a cabo por Amnistía Internacional indican que, pese a todas estas medidas, los abusos contra los migrantes irregulares continúan teniendo una baja prioridad para muchas autoridades estatales y federales, especialmente si no hay indicios claros de la implicación directa de funcionarios.

Además, el temor a ser repatriados y la desconfianza en las autoridades provocan que solo se denuncie uno de cada 10 casos, asegura la investigación. Por esa razón, la mayoría de los casos quedan impunes y a pesar de todo, muchos migrantes prefieren continuar con su travesía en lugar de regresar a su país de origen.

“El migrante lleva muchas de perder, pero no perdemos la esperanza, imagínate de lo que huimos”, dice Ricardo y cuenta de las pandillas, el asesinato de su hijo, la familia que no ha visto. “Regresar es peor, por eso hay que estar preparados para todo”, agrega antes de despedirse y regresar a matar el tiempo, mientras se resuelve su solicitud de refugio.

No hay cifras fiables sobre el número de víctimas –no se dispone de datos oficiales exhaustivos–, y esto ha contribuido a limitar la sensibilización pública sobre el alcance del problema. En contraste, las autoridades mexicanas han desempeñado un papel importante a la hora de sacar a la luz los abusos contra migrantes perpetrados en la frontera con Estados Unidos.

Algunas soluciones para el problema

Este problema se puede ver acentuado en México, pero se presenta en todos los países que tienen altos niveles de migrantes ilegales. Por esa razón, la ONU ya lo considera como un problema real a escala mundial y ha advertido a los países sobre la explotación y los abusos contra los migrantes en el mundo, así como la necesidad de implementar medidas para erradicarlos.

“La migración es un poderoso motor del crecimiento económico, el dinamismo y la comprensión”, aseveró el secretario general de la ONU, António Guterres. El ser migrante no tiene por qué ser sinónimo de violaciones a los derechos humanos. Por ello, la Organización de las Naciones Unidas impulsa el respeto y ayuda hacia las más de 60 millones de personas en el mundo, que han tenido que abandonar sus países de origen.

Ante esto, la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible es un primer acercamiento a los beneficios que tiene la migración al desarrollo sostenible y 11 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) contienen metas e indicadores que son pertinentes para la migración o el desplazamiento. El principio básico de la Agenda generar un mundo de justicia e inclusión de todas las personas y esto incluye a los migrantes.

Planificar leyes y salvaguardar a los migrantes

La principal referencia a la migración se hace en el ODS10 Reducción de las desigualdades, pues una de sus metas es facilitar la migración y movilidad de las personas de manera ordenada, segura, regular y responsable, incluso mediante la aplicación de políticas migratorias planificadas y bien gestionadas.

Otros objetivos (ODS1, ODS3, ODS8 y ODS16) tratan también distintos aspectos de la migración, pues este es un aspecto directamente relevante para cumplirlos, tales como la acción contra la trata de personas, las remesas y la movilidad internacional de estudiantes, entre otros.

Todas las personas que han sido víctimas de abusos contra sus derechos humanos tienen derecho a remedio, asesoría jurídica y protección, a pesar de la impunidad por las violaciones de derechos humanos que todavía predominan en países en vías de desarrollo como México.

Por eso debemos seguir luchando por eliminar las desigualdades y proponer acciones para asegurar el trato igualitario a todas las personas y el respeto a sus derechos humanos.